ANNORVM
XXXI•MARTIA
LIS•MARITVS
CARISSIME
P•S•T•T•L
«A su queridísima Cándida, de 31 años, su marido Marcial. Séate la tierra leve.»
De esa manera quiso Marcial preservar el recuerdo de su amada esposa Cándida, allá por el siglo II, haciendo esculpir dicha inscripción en un cipo funerario que más tarde sería usado para construir la muralla de la ciudad de León. ¿Quién le iba a decir al bueno de Marcial que, casi 2000 años después, cumpliría su propósito con creces?
Cándida y Marcial, un saludo desde el futuro y que a ambos os sea la tierra leve. Una curiosa expresión típica de las estelas vadinienses.
Saludos desde León – 😀
ya lo decía aquél: Marciaaaal, eres el más grandeeeeee… jusjusjus ;0)
Lo que me lleva a reflexionar que esa es una tradición que se está perdiendo, con tanta cremación y tanta leche… lo que se pierde la literatura…
Tenía yo un conocido que se iba los domingos a pasearse al cementerio sólo para leer las lápidas. Un tipo raro. Te compraba el alma por cinco mil de las antiguas pesetas. Y te las daba, ojo, con contrato firmado…
Un abrazo!
Es gran verdad lo que dice Cris: el epitafio es un género en franca decadencia, en el que los antiguos, al menos desde Simónides, produjeron obras sublimes.
Wow… nunca había pensado así de los epitafios… aunque es cierto que hay muchos muy interesantes.
Lautreamont tas hecho un viajero 😉
Taluegoytal!
Estoy hecho un perdío, Nick.
😛