Estoy en un momento clave de mi vida. El movimiento inicial de un notable cambio. Lo sé. Siempre lo he sabido en éste tipo de momentos. Y no porque sea una persona que esté demasiado pendiente de lo que pasa a mi alrededor, ni que tienda a planificar mucho el futuro. Más bien al contrario, porque he de reconocer que mi mente inquieta tiene una tendencia natural a abandonar ‘éste mundo’ para naufragar sin rumbo alguno en un océano ordenadamente desordenado de pensamientos inútiles y sueños- soy felizmente consciente de ello.
Así pues, la certeza de la que hablo no tiene fruto en una pausada reflexión existencial, ni tan siquiera en un somero análisis de las circunstancias que rodean mi vida. Para nada. En realidad, la raíz que da fruto a tal certeza poco tiene que ver con el ordenado universo de la lógica, si no con algo un tanto irracional: el instinto.
Y es que, en mi interior, siempre he sentido que tenía que pensar con la cabeza, pero siempre decidir con el corazón. Porque puede que nuestro instinto no nos inmunize ante todos los males del mundo, ni tenga siempre la respuesta correcta para todo. Sin embargo, ¿qué sentido tendría que así fuera? ¿Acaso el riesgo no forma parte de la ecuación que resuelve la misma esencia de la vida? Por mi parte, sé que, llegado el momento, no tendré más que abrir bien los ojos y confiar en el impulso interior que guía mis pasos. En definitiva, un as en la manga que permite vivir la vida con plenitud y con la confianza necesaria para afrontar sin miedo un destino afortunadamente desconocido.
Así que no puedo evitar sentirme ilusionado, aún sin saber en qué medida me afectará o con qué estará relacionado tal cambio. Tan sólo sé que hace tiempo aprendí que los grandes cambios de nuestras vidas, aún cuando son precedidos de episodios tristes o trágicos, no son sino el preludio de algo mejor, pues atienden a una fuerza vital que nos permite vivir en una constante evolución, en constante movimiento. Tal y como entiendo el universo mágico que se alza ante mis ojos, el fin de algo es siempre el principio de algo nuevo. Por eso me siento tan intrigado y con tantas ganas de descubrir cuál es el siguiente paso. No sé hacia dónde, ni me importa cómo ni cuándo.
Y me callo ya, porque el telón está a punto de subir. Lo presiento.
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Changes – David Bowie
Still dont know what I was waiting for
And my time was running wild
A million dead-end streets and
Every time I thought I got it made
It seemed the taste was not so sweet
So I turned myself to face me
But I never caught a glimpse
Of how the others must see the faker
I’m much too fast to take that test
Ch-ch-ch-ch-changes
(turn and face the strain)
Ch-ch-changes
Don’t want to be a richer man
Ch-ch-ch-ch-changes
(turn and face the strain)
Ch-ch-changes
Just gonna have to be a better man
Time may change me
I can’t trace time
I watch the ripples change their size
But never leave the stream
Of warm impermanence and
So the days float through my eyes
But stil the days seem the same
And these children that you spit on
As they try to change their worlds
Are immune to your consultations
They’re quite aware of what they’re going through
Ch-ch-ch-ch-changes
(turn and face the strain)
Ch-ch-changes
Don’t tell them to grow up and out of it
Ch-ch-ch-ch-changes
(turn and face the strain)
Ch-ch-changes
Where’s your shame
You’ve left us up to our necks in it
Time may change me
But you can’t trace time
Strange fascination, fascinating me
Ah, changes are taking the pace I’m going through
Ch-ch-ch-ch-changes
(turn and face the strain)
Ch-ch-changes
Oh, look out you rock n rollers
Ch-ch-ch-ch-changes
(turn and face the strain)
Ch-ch-changes
Pretty soon now you’re gonna get older
Time may change me
But I can’t trace time
I said that time may change me
But I can’t trace time
cambios cambios que miedito que dan.
¿Miedo a los cambios? No, mi querida Diana. A lo que hay que tener miedo es a la inmovilidad.
«La vida es un enorme carro de zapallos…a medida que avanza se van a comodando todas las cosas…»
Es una forma de verlo, Nay.
😉